Reflexiones

Ante la bola del desierto… haz coopering!

20/01/2020 Luis Miguel Jurado

Luis Miguel Jurado: “Las cooperativas de trabajo no somos la solución a todos los problemas, pero sí somos parte de la solución, porque demostramos que hay otra forma de hacer las cosas y nuestros resultados constatan que es eficaz y más saludable”

Coopering

Me darán la razón en que llevamos años muy convulsos en materia política. Años convulsos de gobiernos en funciones, presupuestos prorrogados, elecciones reiteradas… Para el común de los mortales, se han traducido en inacción, en el funcionamiento por inercia de los servicios públicos y en su mantenimiento gracias al esfuerzo de quienes a diario los trabajan. Sin más. Pero la inercia se acaba. Por ello, creo que tener un Gobierno por fin, por compleja que haya sido la negociación, por difícil que se plantee la gobernabilidad, y pese al lenguaje beligerante que ha inundado la actualidad mediática y las redes sociales, es una buena noticia.


Durante todo este tiempo de incertidumbre, España se ha seguido vaciando. La despoblación se expande por nuestro territorio como una enfermedad infecciosa que deja secuelas. Las grandes ciudades son cada vez más grandes, mientras las zonas rurales se van pareciendo cada vez más a esas escenas de las películas del Oeste, el Western, en las que esa bola de planta seca (qué gran símbolo) avanza entre el árido paisaje del desierto. Estepicursor se llama, por cierto, el rastrojo. Menuda palabreja.


La gravedad del asunto es tal, que según Pilar Burillo, investigadora de la Universidad de Zaragoza, más de la mitad del territorio del país (un 53%) sufre la despoblación, con menos de 11,5 habitantes por kilómetro cuadrado (tope fijado por la Unión Europa para designar zonas poco pobladas o despobladas). Lo refleja en su estudio sobre Áreas Escasamente Pobladas (AEP) del sur de Europa, según el cual España es el país más perjudicado social, económica y ecológicamente. Precisamente, esas repercusiones del vaciado del territorio me llevan a otro de los grandes y urgentes retos pendientes: la sostenibilidad.


Porque la crisis climática hace tiempo que pasó de ser un asunto pendiente a uno urgente, hasta manifestarse como emergencia. Frenar la destrucción del planeta requiere de políticas globales, sí, pero también son fundamentales las acciones locales (“piensa global, actúa local”). La Tierra agoniza y la única solución pasa por cambiar la forma de vivir: la producción, las transacciones comerciales, el consumo.

“La Tierra agoniza y la única solución pasa por cambiar la forma de vivir: la producción, las transacciones comerciales, el consumo”

El nuevo Gobierno debe poner en el centro de todas sus políticas combatir los dos grandes retos que afectan directamente a nuestra supervivencia. Todo lo demás dará igual si a medio-largo plazo no existimos. A la vez, siguen pendientes acciones y reformas que, aplicadas de forma transversal, hilvanan un proyecto de país. Entre ellas, combatir el desempleo y crear un empleo de mayor calidad; redistribuir la riqueza de forma más justa; alcanzar mayores cotas de igualdad… ¿Se dan cuenta? Poner a las personas en el centro de las políticas. De eso sabemos mucho las y los cooperativistas.


En mi caso, como socio cooperativista de una cooperativa de trabajo asociado (además de como presidente de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo), defiendo que es ahí donde hay que poner el foco, en las personas. Parece una obviedad, pero la realidad constata una y otra vez que no funcionamos así. Por eso, mi deseo y recomendación al nuevo Gobierno es que lo tengan como máxima, asumiendo el espíritu cooperativista.


Las cooperativas de trabajo no somos la solución a todos los problemas, pero tengo el convencimiento de que somos parte de la solución a los principales problemas de nuestra sociedad. Lo somos por nuestra especial combinación de mentalidad de empresa –porque, recalco, SOMOS EMPRESAS, y como tales generamos empleo, servicios y creamos riqueza- con una filosofía del trabajo y de la vida apegada al bienestar, a la sostenibilidad, y, por su puesto, a la distribución. Porque sí, creemos en la distribución de la riqueza como forma de reducir las desigualdades. Lo somos porque demostramos que hay otra forma de hacer las cosas y nuestros resultados constatan que es eficaz y más saludable en todos los sentidos. Cambiar el objetivo de “el beneficio por encima de todo” al de “las personas por encima de todo” lo cambia todo, valga la redundancia.

“Cambiar el objetivo de ‘el beneficio por encima de todo’ al de ‘las personas por encima de todo’ lo cambia todo”

Los y las trabajadoras de las cooperativas de trabajo somos empresarias porque somos dueñas del proyecto, a la vez que somos quienes lo trabajamos. Esto supone un empoderamiento y una flexibilidad maravillosa para adueñarnos de nuestro futuro y actuar con margen de maniobra. Además, estamos dejando atrás la brecha de género y las mujeres (vean el estudio “Las mujeres en las cooperativas de trabajo” elaborado por COCETA que recoge que el porcentaje de mujeres en puestos de dirección y mando llega al 54% en las cooperativas) las grandes desfavorecidas en este terreno, se codean con los hombres de igual a igual, algo que en nuestra filosofía no genera ninguna duda. También tenemos en cuenta que no todo en esta vida es producir, y que se produce más y mejor cuando hay más facilidades para conciliar con la vida familiar y el tiempo libre. Nos ajustamos el cinturón de forma más cómoda si llegan las vacas flacas y estamos comprometidos con fórmulas sostenibles de producción y prestación de servicios. No cabe duda de que estamos asentados en el territorio, por eso nuestra receta es vacuna contra la despoblación. Hago aquí un guiño a Guitarte y a su reivindicación de la España rural señalando que las cooperativas también existen y añado que son una vía para conseguir la redistribución de la riqueza y fortalecer el territorio.


Una de las primeras características que conocimos a principios de año sobre el nuevo Gobierno fue la creación de una vicepresidencia de Agenda 2030. Ahora sabemos que hay un Ministerio específico de Trabajo y Economía Social. Más motivos para apostar por las cooperativas de trabajo como instrumento útil y solución, ya que somos vehículo para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por Naciones Unidas. ¡Somos un filón!

“Las cooperativas también existen y añado que son una vía para conseguir la redistribución de la riqueza y fortalecer el territorio”

Yo qué les voy a decir… Que soy un convencido de nuestra receta para cambiar a mejor y que los datos avalan mis palabras (échenle un vistazo al material que encontrarán en la web de COCETA). Por ello, desde el convencimiento y la constatación de que las cooperativas de trabajo, cimiento de la Economía Social, somos solución, sería una irresponsabilidad no mostrarnos colaborativos con el nuevo Ejecutivo, máxime cuando nuestro sector tiene estatus ministerial, algo que es una absoluta novedad. Quede claro que esta disposición a colaborar también implica exigencia y fiscalización. Estamos aquí para aportar nuestro conocimiento y transmitirle las mejoras que consideramos necesarias. En sus manos está pasar de las palabras y las declaraciones de intenciones a los hechos.

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Luis Miguel Jurado

Luis Miguel Jurado

Luis Miguel Jurado es presidente de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo (COCETA). Torroxeño (Málaga, 1974), es Diplomado en Ciencias del Trabajo por la Universidad de Málaga, MBA Máster en Administración y Dirección de Empresas en la Escuela de Negocios I.P.E. Instituto de Prácticas Empresariales, Humanismo y Negocio y Máster por la Universidad de Sevilla de A.S.C y Educación Social. Además, es socio cofundador de la Cooperativa Pandora. Actualmente desempeña las tareas de Dirección en el Grupo Pandora, así como tareas de Consultoría en Innovación Social, Emprendimiento Colectivo y Desarrollo Organizacional. Es asesor externo, ponente y coach en políticas de Innovación Social y Emprendimiento Colectivo. Desde muy joven ha participado en movimientos y organizaciones sociales. Su compromiso en los órganos sociales de la Economía Social y las Cooperativas comenzó en 2008, como presidente del Comité Territorial de FAEC
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COMENTARIOS

21/01/2020 17:21 Francisco Montilla Domene

En nuestra tierra, Villena (Alicante), a ese rastrojo le llamamos "SALICORNIO" y realmente es todo un símbolo. Aparece siempre en esos días ventosos de otoño, habitualmente tras la vendimia que nos indican que el verano huyó. Suele pasar que el viento los acumula a todos en un rincón cualquiera, otro símbolo, cuando el viento sopla fuerte mejor agruparse y refugiarse. Buen post!!!

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