Buenas prácticas

Estudio de diseño COLLAGE-NO Coop V: “tratamos de aportar entusiasmo y pasión a todos los trabajos que desarrollamos”

03/09/2018 Ana Real

Especializado en identidad corporativa y diseño editorial, sus servicios abarcan también el diseño de espacios, elementos de señalética, packaging y producción de catálogos, entre otras actividades

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En pleno corazón del barrio valenciano de Patraix encontramos el Estudio de diseño gráfico Collage-no, una cooperativa de trabajo integrada por dos diseñadoras con una larga trayectoria profesional a sus espaldas. Rosa Silla y Colette Graf se conocen desde que cursaban estudios de Bellas Artes en la Facultad de San Carlos de Valencia y desde 1992, año en que crearon su estudio, forman un tándem sólido y muy bien engrasado con el que logran imprimir a sus trabajos un estilo propio, muy personal y que gusta de dar un acabado inspirado en las artes de la serigrafía o el grabado, tratando de buscar el equilibrio entre la tecnología y el arte manual. Apenas un gesto o unas pocas palabras bastan para que cada una entienda la idea que la otra lleva en la cabeza y que todo fluya. Lo suyo es pasión por la profesión y lo demuestran cada vez que abordan un nuevo encargo.


Hoy Collage-no es un estudio de diseño gráfico especializado en identidad corporativa y diseño editorial y cuyos servicios abarcan también el diseño de espacios, elementos de señalética, packaging y producción de catálogos, entre otras actividades.


El motivo de querer emprender por su cuenta vino un poco impuesto por las circunstancias y el contexto. Como explica Colette Graf, actual presidenta de la cooperativa: “digamos que al principio no estábamos cerradas a nada. El diseño era lo que nos gustaba y teníamos una buena base profesional, pero en el 92 estábamos en plena crisis y sólo se abrían ante nosotras dos opciones: la docencia, que no nos apetecía, o emprender algo por nuestra cuenta. En ese momento, teníamos la ambición de seguir con nuestro trabajo creativo y, al mismo tiempo, hacer trabajos para artistas; hacer una especie de Estudio o de taller multidisciplinar y de diseño al servicio de los artistas, que a menudo buscan cosas diferentes, combinando las diferentes técnicas existentes con la tecnología que estaba empezando a introducirse en España en aquéllos momentos”.


Ese fue el germen, la espoleta que hizo confluir los intereses e inquietudes de un grupo de jóvenes diseñadoras. Al principio el estudio lo integraban cuatro socias, hasta que poco antes de la crisis dos de ellas emprendieron otros caminos profesionales. “El momento en el que se produjo la salida de esas compañeras coincidió con el inicio de la crisis y fue una manera de redimensionar la empresa de una manera natural y nada traumática. De hecho, a una de ellas, sobre todo, seguimos llamándola para algunos trabajos o cuando necesitamos que alguien aporte una mirada externa sobre un tema”, comenta Colette.


Y así, poco a poco, Collage-no fue evolucionando y tomando otro rumbo para responder a las exigencias del momento y de un sector que ha estado en continua evolución a causa de los cambios tecnológicos constantes y la aparición y evolución de internet.


Como dueñas de su propio negocio, han trabajado duro para que su proyecto tenga éxito. “Cuando entra un trabajo, a menos que sea de un cliente concreto que lleve una de nosotras por un seguimiento de tiempo o la razón que sea, solemos poner el trabajo en común así como el briefing con el cliente, lo discutimos todo, contrastamos las teorías, también buscamos por separado referentes y se hace un estudio de la competencia en ese mismo ámbito, etc. y volvemos a poner en común, se piensan unas ideas y llegado el momento de realizar el trabajo y de plasmar la idea es cuando una de nosotras lo lleva a cabo”, explica Colette.


Para Rosa “hay un trabajo previo a la creatividad que es muy importante y del que depende el resultado final”. En otras ocasiones, “nuestro trabajo consiste en una consultoría de imagen acerca de qué productos destacar y cómo, por ejemplo en un catálogo, y por eso dedicamos tiempo a conocer cuáles son de verdad los objetivos que tiene el cliente en cada trabajo”.

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Remando contra la crisis

 

La crisis económica de la última década ha golpeado de manera contundente al sector del diseño gráfico, ya que muchas empresas privadas e instituciones públicas vieron menguar los presupuestos que destinaban al desarrollo de eventos, imagen corporativa y diseño en general. “Llegó la crisis y éramos muchos”, lamenta Colette. Eso ha traído una gran competencia en el sector vía precios, que aún persiste. En no pocas ocasiones se encuentran con que no se trata sólo de ofrecer una buena creatividad, sino de la dificultad, a veces, de que te acepte el presupuesto que el desarrollo de dicho trabajo lleva consigo. Pero, para ellas competir con presupuestos a la baja va en detrimento de todo el sector, porque le resta valor al trabajo de diseño. Ante esta situación, ellas lo tienen claro: “hacemos nuestro trabajo lo mejor posible, porque nos encanta”.


Lo suyo, según reconocen, es un no parar de adaptarse tanto a las circunstancias del entorno como al cambio constante de las tecnologías. Todos estos cambios suponen para ellas un reto pero abren, a su vez, nuevas oportunidades de trabajo. Ellas apuestan por establecer alianzas y cooperar con otras empresas del sector que complementen su punto fuerte que es el diseño gráfico.


Hasta ahora la experiencia ha sido positiva y gratificante. “Hemos montado ya tres exposiciones por encargo de la Universitat de València en colaboración con Simbols Senyalització Integral COOP.V. de Alzira. A la Universitat le gustó mucho el primer trabajo que hicimos juntos y llegaron otros dos encargos más porque ya nos ven como un equipo de trabajo cohesionado”, explica Rosa. Para ella “ha sido muy positiva la intercooperación. Hablas y trabajas con otras personas que comparten tus mismos valores y que se preocupan igual que tú por hacer bien su trabajo. Esta colaboración nos ha servido para enriquecernos mutuamente y eso se nota en el resultado”.


Últimamente, están trabajando de manera más habitual para diferentes administraciones públicas, aunque siguen manteniendo una cartera de clientes entre pequeñas y medianas empresas privadas, entre ellas otras cooperativas. “Nos gusta mucho trabajar para entidades públicas por el tipo de trabajo que suelen encargarnos y por la libertad que suelen darnos a la hora del desarrollo del trabajo”, explican.


En cuanto al mundo empresarial, reconocen que “cada vez hay más cultura del diseño” y, también, “una mayor conciencia sobre los beneficios de apostar por cuidar la imagen de la empresa” en un sentido amplio. “Las empresas saben que deben sobresalir y diferenciarse de su competencia y que para hacerlo deben cuidar su imagen. Nuestro cliente sabe lo que busca y lo que quiere y nos llama por eso”, reconocen.


Collage-no también lleva a cabo proyectos corales en los que se precisa una tarea añadida de coordinación para conseguir equilibrar las partes, dando una unidad al producto final. Es el caso del diseño y edición de publicaciones con varios autores u otro tipo de obra gráfica o exposiciones colectivas. Una labor que no suele verse en el producto final, pero necesaria para que el resultado sea el deseado. En opinión de Colette, “es un punto positivo que tenemos porque se nos da bien y creemos que, en parte, es porque somos una cooperativa y estamos acostumbradas a trabajar en equipo y a cooperar con otros”.


También han trabajado para clientes de otros países como Portugal, Grecia, Francia y Alemania. “En todos los casos la experiencia ha sido estupenda porque los clientes valoraban mucho nuestro trabajo. Nos trataban como a un proveedor al que hay que cuidar. Cuando ven que estás implicado en el proyecto que te encargan, ellos te cuidan. No se trata sólo de que te paguen bien, sino de que exista un trato de igual a igual, de que valoren tus propuestas, de que exista una relación muy directa con quien tiene la última palabra sobre el trabajo, etc.”, reconoce Rosa.


A lo largo de los años, Collage-no ha recibido premios y reconocimientos por algunos de sus trabajos, algo que siempre resulta satisfactorio y que ayuda a dar visibilidad al estudio, no obstante, a Colette y a Rosa les resulta curioso que a veces la gente dé más valor a un premio que a más de veinticinco años de trayectoria.


Y toda la experiencia adquirida la combinan con una gran dosis de motivación. Como asegura Colette “tratamos de aportar entusiasmo y pasión a todos los trabajos que desarrollamos. Cada proyecto es diferente y en todos ellos encontramos algo positivo que extraer. Nuestro trabajo es un aprender constante porque en el mundo del diseño gráfico si no aprendes cada día, no avanzas, no evolucionas. Por eso no nos cerramos a ningún tipo de trabajo sea una guía de plantas de la Comunidad Valenciana o un catálogo para un pequeño comercio. En todos los trabajos descubres cosas y en todos ellos puedes aportar valor. La parte creativa de este trabajo te incita a hacer cosas diferentes y a ofrecer un proyecto único a cada cliente”.

Ha cambiado la manera en que los clientes perciben que seas cooperativa

 

En un principio estuvimos dudando acerca del tipo de sociedad que constituir”, reconoce Rosa. Entonces, gracias a un curso del Institut de la Dona sobre los tipos de fórmulas jurídicas existentes para crear una empresa, “vimos que la cooperativa se adaptaba muy bien a nuestro perfil, a nuestra forma de pensar y de trabajar. Trabajamos para ganar dinero y poder vivir, como todo el mundo, pero hay otras cosas que también valoramos como la forma de organización y de funcionamiento que inspiran los principios cooperativos y que no tienen otras formas de empresa. Todas íbamos a aportar nuestro trabajo y el mismo capital social, además de que, por nuestra forma de ser, era lo que más nos gustó”, explica Colette.


Del hecho de ser y funcionar como cooperativa valoran, por ejemplo, que la cooperativa “supone poner una fuerza de trabajo en común que se reparte según la disponibilidad, los proyectos, el momento o el perfil de cada una. Eso te permite adaptarte mejor a tus necesidades y a las necesidades de la empresa. En la cooperativa funcionas como individuo pero a la vez funcionas como parte de un equipo. El espíritu de equipo es importante”, reconoce.


Pese a todo, confiesa, “algunos nos decían que estábamos un poco locas, porque en aquélla época las cooperativas no estaban tan bien vistas como ahora, muchas de ellas eran fruto de una crisis empresarial anterior, también tenían determinadas connotaciones políticas, por eso cuando empezábamos a trabajar para alguna empresa privada siempre nos preguntaban con extrañeza acerca del hecho de que fuésemos una cooperativa de trabajo”.


Ahora eso ha cambiado, confirma Colette, “en general, ahora a las empresas o instituciones con las que trabajamos les da igual que seamos cooperativa o a veces, incluso, lo ven como un valor añadido porque saben que llevamos aparejados unos valores éticos, unas connotaciones determinadas relacionadas con la Responsabilidad Social Empresarial. No te digo que sólo por ser cooperativa te va a llegar más trabajo, pero ahora te perciben de otra manera”.

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Ana  Real

Ana Real

Soy periodista y máster en comunicación radiofónica. Como responsable de Comunicación de la Federación Valenciana de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado (FEVECTA) me ocupo, entre otras cosas, de coordinar este Blog. El cooperativismo y las cooperativas necesitan un relato para explicarse, para dar a conocer a la sociedad que son otra manera de hacer empresa: más humana, responsable y conectada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y, precisamente, ese relato es el que intento construir en cada uno de mis artículos para llegar cada día a más personas.

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