“No queríamos sólo un negocio, queríamos un lugar donde trabajar a gusto,

con compañeros a los que valoras”

Buena parte de las personas que opta por crear una cooperativa en la actualidad lo hace para trabajar en lo que les gusta y, además, hacerlo como les gusta. Es el caso de Salceda, Ricardo y Teresa. Su experiencia y altas cualificaciones profesionales unidas a una idea de negocio atractiva que conjuga calidad e innovación han sido claves en el arranque del Centro de diagnóstico veterinario, cooperativa dedicada a realizar análisis para clínicas veterinarias.

“Queríamos trabajar como a nosotros nos gustaba”, explica Salceda Fernández-Barredo, doctora en Veterinaria. “Tengo experiencia como veterinaria clínica y sé lo que es trabajar con un laboratorio que no te da la información que te gustaría recibir o que no te da información más allá del mero valor. Porque no es lo mismo que te digan que tienes 400 de ALT a que te digan: el animal podría tener un problema hepático, se recomienda realizar estas otras pruebas y estas suelen ser las principales causas de esta alteración”. Para Salceda este matiz es fundamental porque, en muchas ocasiones, el veterinario simplemente no tiene tiempo de hacerlo. “Nosotros somos como su sección externa de asesoría en el diagnóstico, su fuente de consulta en patología clínica”. Este aspecto es precisamente lo que más aprecian los nuevos clientes que llegan después de trabajar con otros laboratorios porque no es algo que se encuentre fácilmente.

De momento, sus servicios abarcan 3 líneas fundamentales: la realización de análisis clínicos; la asesoría para la interpretación y diagnóstico diferencial y pasos recomendados y la I+D para mejorar las pruebas.

Teresa Pérez, doctora en Ciencias biológicas y especialista en microbiología y parasitología junto con Ángel García, Doctor en Veterinaria y componente inicial y muy valioso de la cooperativa que después se desvinculó, fueron directores de tesis de Salceda y muy pronto entablaron una muy buena relación, germen del proyecto. Posteriormente se sumó Ricardo Server, licenciado en Ciencias biológicas y especialista en análisis clínicos y microbiología.

Un lugar donde trabajar a gusto

“No queríamos sólo un negocio, queríamos un lugar donde trabajar a gusto, con compañeros a los que valoras”, explica Salceda. Así empezó todo, luego empezaron a plantear la participación de cada uno en la empresa y decidieron que fuese una cooperativa. En opinión de Salceda, “montar la cooperativa ha merecido la pena”. Para Ricardo, la ventaja principal de trabajar en tu propia empresa es que no hay nadie que te diga cómo hacer las cosas, lo que no quiere decir que no deba haber disciplina”. A Teresa el balance le sale muy positivo, “aunque los primeros meses son duros porque hay que invertir mucho tiempo y trabajo”, y asegura que hay poca información para los emprendedores.

Tras siete años de trayectoria, “hacer las cosas muy bien es nuestro objetivo”, comenta Salceda. La mayoría de sus clientes se encuentran en la provincia de Valencia, aunque también tienen clientes de otros territorios. “No esperábamos tener tanta clientela fidelizada desde el principio”, comenta satisfecho Ricardo, para quien la cooperativa ha ayudado a abrir ante sí “un campo profesional nuevo”.

El hecho de ser cooperativa, tener similares motivaciones y perfiles profesionales complementarios les está funcionando a modo de combinación perfecta. “Queremos poder investigar en lo que queremos”, dice Salceda, “y poder llegar a autofinanciar nuestra propia I+D”.

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